lunes, 23 de noviembre de 2009


ELABORACIÓN DE COMPOSTA
Procedimiento:
Separar los residuos orgánicos, evitando añadir productos como carne, grasa y huesos.
Elaborar la cepa de las dimensiones que considere adecuadas de acuerdo a la cantidad de residuos que produzca, o bien preparar los contenedores o cajas de madera, recubriéndolas con un plástico perforado para proporcionarle ventilación adecuada a la composta.
Si la cepa o los residuos con que se va a elaborar la composta tienen humedad, se deberá poner una capa de aserrín en el fondo (de 5 cm. aproximadamente) con el objeto de absorberla.
Colocar una capa de residuos orgánicos, una de tierra y otra de cal, continuar este procedimiento hasta completar la capacidad de la cepa, contenedor o caja de madera.
Es conveniente cubrir el compostero con un plástico, para conservar el calor, producto de la descomposición de la materia orgánica.
Transcurridos 15 días de haber llenado el compostero, con la ayuda de un palo mezclar la materia orgánica para favorecer la aireación y la descomposición de la materia orgánica de manera uniforme, además deberá humedecer la composta si ésta se encuentra seca, cuidando de que la cantidad de agua no sea excesiva.
Repetir el procedimiento anterior hasta 90 días después de haber iniciado el procedimiento, después de los cuales se obtendrá un producto negro, libre de malos olores, que será un excelente abono orgánico para utilizarlo en nuestras plantas, jardín o en huertos familiares.
A los 4 días revuelve tu composta y repite los pasos del 2 al 5 con los nuevos desperdicios. Después de 60 días tienes un abono muy fértil para huertos y jardines.
El tiempo de preparación de la composta dependerá del grado de participación de quien la hace, debido a que se necesitan tres elementos muy importantes para su desarrollo: el agua (debe mantenerse húmeda), el oxígeno (debe voltearse cada dos o tres días) y la temperatura (debe mantenerse al sol para que su temperatura sea mayor que la exterior, ya que el calor moderado ayuda al proceso de descomposición). Si se participa activamente en el proceso de preparación de la composta, el producto final puede estar listo en dos o tres meses.
El mismo se conoce como humus, y es un material de tierra color marrón oscuro o negro de mejor calidad que cualquier tierra buena o "top soil" que usted pueda conseguir comercialmente, ya que no contiene ningún tratamiento químico o artificial.
¿Qué beneficios tiene?
Reducir el volumen de basura
Producir abono orgánico
Evitar la contaminación de agua, suelo y aire.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Tamales de los estados de la República Mexicana



En las "cenadurías" de la capital aguascalentense se comen los clásicos tamales de chile en hoja de mazorca y otros menos conocidos: de frijol con rajas, de piña con rompope, de piñón con biznaga y de cacahuate.


En Baja California hacen tamales de atún y otros llamados de Güemes, que contienen carnes de puerco y pollo, aceitunas y pasas.


En Coahuila y sobre todo por el rumbo de la Laguna, acostumbran unos tamales pequeños, en hoja de mazorca, que apenas son mayores que dedos pulgares. A veces están rellenos de carne condimentada con cominos, tomillo y salsa de chiles secos, o de machaca o de queso con salsa; llevan bastante manteca y con frecuencia es más la cantidad de relleno que la misma masa de maíz. También los hacen de harina de arroz y dulces, rellenos de pera, membrillo o canela.


Hay en Colima unos tamales regios que tienen también, además de su tradicional masa y su salsa, arroz y costillitas de cerdo; así mismo hay tamales de ceniza con frijoles.


En Chiapas hay una variedad increíble de tamales debido a la cantidad de regiones tan diferentes que integran el estado. En la costa hacen los llamados tamales de cambray, en hoja de plátano, rellenos con carne de puerco, huevo cocido picado, rajas de chile pimiento, pasas, aceitunas, zanahorias y mole rojo a base de chiles mulato, ancho y pasilla tostados y molidos. También se hacen los famosos tamales de chipilín (una hierba papilonácea) y de chipilín con camarones, así como el tamal de toro pinto, a base de frijol todavía fresco, o el tamal de Santa María, de frijol cocido y molido y envuelto en hojas de Santa María, o los tamales untados, en hoja de plátano, cuyo nombre alude a la manera como los elaboran.
En el centro del estado hacían tamales de ajonjolí con almendras y de orégano y pimienta. En las zonas indígenas se acostumbran los nolochis, a base de frijol y maíz, y los tamales de elote, llamados pictes.


En Chihuahua sobresalen los ricos tamales de cabeza de puerco con óregano y chile colorado, desde luego con masa y en hojas de mazorca. También los hacen pequeños, como en Coahuila. Otros son de espinacas.


En la ciudad de México destacan los tamales en hoja de mazorca: verdes de salsa de tomate con chile serrano y carne de cerdo; de mole poblano con pollo; de rajas con queso y de masa dulce con piña o pintada color de rosa, con pasitas.
Clásicas de esta capital son las tortas de tamal llamadas guajolotas, que se elaboran colocando un tamal dentro de un bolillo o telera. También se acostumbran los tamales encuerados rojos y verdes, cocidos al vapor en hoja de mazorca y fritos en manteca al momento de comerse.


En Durango, como en la mayoría de los estados norteños, se hacen tamales pequeños, en hoja de mazorca. Ahí acostumbran unos rojos de chile puya.


En Guanajuato hacen tamal de muerto, elaborado con maíz azul. También hay tamales agrios, con salsa roja. En casi todo el Bajío elaboran los llamados tamales de ceniza, nombre debido a que hierven el maíz en agua con ceniza y a veces los envuelven en hojas de carrizo.

Taxco, en Guerrero, ofrece unos tamales de frijoles que, una vez en el plato, se cubren de mole verde de pipián. También hacen tamales de pollo con salsa verde y tamales de calabaza en dulce y de cuajada. En la Costa Chica guerrerense hacían tamales dulces color de rosa, teñidos con la famosa cochinilla grana.


En Hidalgo se pueden marcar dos grandes zonas: la región minera de Pachuca y sus alrededores, con tamales en hoja de mazorca con masa aderezada con anís, aún en los de chile; y la Huasteca, con tamales en hoja de plátano y, sobre todo, los gigantescos zacahuiles, hasta de un metro de largo y cuarenta centímetros de ancho, cocidos como la barbacoa en forma subterránea o en horno de piedra o adobe, y que llegan a contener hasta un cerdo entero: una vez preparada la masa de maíz que no va molida fina, sino martajada en pequeños gránulos, se coloca en hojas de papatla dentro de un recipiente hecho a propósito y se rellena con la carne en trozos previamente adobada con chiles secos colorados, y así se mete al horno de tierra cavado en el suelo.


En Morelos hacen tamales aguados y cernidos, por la zona de las faldas del volcán; hacia Tepoztlán hay unos de flor de colorín. Otros son de hoja de chaya con pepita de calabaza y hacia Tequesquitengo se han desarrollado en años recientes nuevas variedades de tamales, posiblemente por la presión turística. Los preparan sin masa y sobresalen tres tipos: de pescado bagre, de cebolla y de nopales.


En Nayarit hay una especie de tamal de cazuela que llaman sopa de tamales de elote.


En Nuevo León son muy sabrosos los tamalillos hechos de cabeza de puerco guisada con chile, ajo y cominos. Asimismo los de nuez con piloncillo.


El tamal oaxaqueño por antonomasia, es el de masa de maíz colada y relleno con mole negro a base de chiles ancho, mulato y chilhuacle, con carne de puerco y envuelto en hoja de plátano.


En Puebla, extraordinaria por su riqueza culinaria, acostumbran comer, además de los tamales del tradicional mole poblano, tamales de ayocote, ese frijol grande, morado o café. En Huejotzingo hacen tamales de masa con queso fresco y epazote; también los componen de haba molida con venas de chile y una hoja de aguacate, e igualmente tienen tamales pulacles, con calabacitas, frijol y ajonjolí.


En Querétaro elaboran los tamales canarios con pasitas.


En Sonora hacen tamales dulces de frijol con pasitas. Preparan tamales de ceniza y parecidos a los nixcocos sinaloenses tienen unos que llaman nejos. Hay tamales de verdolagas, de garbanzo y de frijol yorimuni. Hacen nacatamales de puerco, aceitunas y pasitas.


En Tabasco, por lo general, usan como envoltura la hoja de plátano que casi por definición es tabasqueño para hacer tamales de cabeza de puerco, de chipilín, de masa colada con carne de guajolote y del prediluviano pejelagarto. Un tipo de tamal tiene la masa revuelta con chiles y achiote, para que le den sabor y color; se agregan cominos y carne de puerco. También hay chanchamitos, pequeños y esféricos; los maneas, de carne deshebrada; los mones o tamales de pescado; los tamales de chaya y los de frijol con chicharrón.


Veracruz proporciona un arcoiris de tamales, desde los zacahuiles huastecos que ya se vieron, hasta los tamales de elote dulce con carne de puerco y salsa de chiles secos, del centro del estado. En Tuxpan los hacen similares, pero con moles y pollo, y les llaman chamitles. En Papantla hay un zacahuil aguado que se sirve con cucharón y se acompaña con pulacles, tamales de frijol con calabaza; otros parecidos se llaman cuitones.


En Zacatecas encontramos los tamales de la Bufa, en los cuales la masa se acompaña de carne de cerdo, cominos y salsa de chile ancho.

(Autor: Yazmín Hernández Castañeda en http://vinculando.org)

Doblando milpa

lunes, 9 de noviembre de 2009

Instrucciones para sembrar

Instrucciones para sembrar
¡ Por México, siembra maíz !
Para una maceta del tamaño de una cubeta de 20 litros con un orificio cubierto en parte con una piedra o con un tepalcate (trozo de taza de cerámica, de barro, etc.), se requiere tierra buena mezclada con abono orgánico o con dos cucharadas de triple 17 que se aplicará esa sola vez. La tierra estará ligeramente húmeda.
Siembre tres semillas a seis centímetros de profundidad. Cubra con la tierra.
Ponga la maceta en un lugar cubierto o resguardado donde le de el sol al menos cuatro horas diarias.
En el caso de sembrar en tierra, ésta deberá estar aflojada y ligeramente húmeda.
Se utilizan 9 semillas en cada metro lineal:
_________50cm._________ _________50cm._________
3 semillas a 5 cm. 3 semillas a 5 cm. 3 semillas a 5 cm.
Se siembran 3 semillas cada 50 cm. en surcos (que son líneas que se hacen sobre la tierra con una profundidad aproximada de 5 cm.) Se colocan las semillas en la parte profunda del surco, es decir en la línea que se abrió, a una distancia de 50 cm. Este trabajo se puede hacer de preferencia con azadón o con pala. Después se cubre con la tierra que quedó en la parte alta del surco, volviendo el terreno a quedar plano.
La mata se asomará a los seis días más o menos.
Entonces arrime tierra para que quede bien cubierta la raíz y la planta se afirme. En la tierra, se marca el surco en medio de las plantas de forma tal que la tierra que se desplace cubra la base de la planta; de esta forma el maíz queda en la parte alta del surco.
Regar con moderación, es urgente regar cuando al medio día su planta presente un color cenizo o cuando las hojas se arriscan, es decir, se doblan hacia su nervadura central. De preferencia las plantas deben gozar del agua de lluvia.
¡Disfrute viéndola crecer!
Red en Defensa del Maíz
.mx /
adelitl@hotmail.com
http://www.sinmaiznohaypais.org/matercamp/Instructivo%20siembra.pdf

sábado, 7 de noviembre de 2009

El maíz y la vida en la siembra, testimonios indígenas del maíz y la autonomía en México



Defender el maíz es defender la vida y la cosmovisión campesina-indígena. Y viceversa. En ese camino, la gente de las ciudades tiene un papel que apenas comienza a reconocer.

Uno de los rasgos más antiguos de los pueblos originarios es que nuestra vida es la siembra. Ser campesinos no es una actividad más. Toda nuestra visión milenaria y nuestra manera de relacionarnos con el mundo viene de ahí. Ser sembradores, desde siempre, producir nuestros propios alimentos, cuidando de la familia y la comunidad, nos hace ver el trabajo, las relaciones sociales, el espacio y el tiempo, de un modo particular. Los campesinos valoramos lo comunitario y en colectivo nos relacionamos con la tierra. La conversación con que se crió el maíz es también colectiva. En gran medida, quien siembra para comer no necesita trabajar por dinero para aquéllos que explotan su trabajo. Nuestra relación con la siembra, minuciosa y detallada, crea vida a diario y nos hace prestar atención a muchos signos. En cada una de nuestras tareas de cultivo se cumplen ciclos diminutos que dan orden, sentido, al paso largo de otros ciclos más grandes como el del sol durante el año, en un verdadero tejido de estaciones, climas, humedad. Los campesinos vemos detalles que la gente de las ciudades no mira. Ser sembradores, campesinos, es una espiritualidad completa, colectiva, comunitaria, que nos enfrenta de inmediato con los sistemas que nos quieren imponer tantas formas de relacionarnos. Esto nos da conciencia de ser diferentes, de resistir las imposiciones, nos hace ver claramente los ataques de los gobiernos y las empresas. Pensar que el maíz es sólo un “rasgo cultural” que hay que “comprender”, “tolerar”, en una época de “multiculturalidad”; proponer que la cultura o vía campesina es un aspecto del pasado al que hay que guardarle un nicho (si se pudiera en un museo, mejor) es no entender que nuestra vida sin maíz, sin siembra, no es vida. Ser sembradores no es folklore, es nuestra existencia entera.

Crianza mutua
El maíz no es una cosa, ni sólo una mercancía o un cultivo: el maíz es un tejido de relaciones. Se originó hace unos 10 mil años de la crianza mutua, de la conversación entre pueblos originarios de Mesoamérica y algunos pastos que, con el cultivo, se fueron haciendo al modo humano. Poco a poco aprendimos que el maíz es comunidad con el frijol, la calabaza, el chile y otras plantas, algunas medicinales. A esa convivencia los pueblos de México le decimos milpa y en otros lugares le dicen chacra. Esta crianza mutua entre campesinos (sobre todo las mujeres) y maíz hizo que éste dependa de la gente para cumplir su ciclo de vida y ya no se da silvestre. Es una crianza mutua que han ejercido muchos pueblos diferentes, por eso el maíz es tan variado y los pueblos florecieron tanto en la historia: su diversidad cultural y la del maíz se alimentan mutuamente.
Su versatilidad
El maíz tiene sus parientes silvestres, pastos no comestibles que se encuentran todavía en México, Guatemala y Nicaragua, y su permanencia da esperanzas de que el maíz siga vivo. El maíz de nuestros días es muy versátil: rinde mucho, es muy nutritivo y se adapta a variados ambientes: es tan noble que se esparció por toda Mesoamérica y gran parte de América del Sur y del Norte. Cuando se conoció el maíz en el Viejo Mundo, todos quedaron impactados por la facilidad con que se prepara, lo mucho que rinde a partir de unas pocas semillas, lo poco que se desperdicia pues tiene “su propia envoltura”, el tiempo que dura bien almacenado, la cantidad de nutrientes que proporciona. Puede cultivarse en muchos climas y humedades, del semi desierto a las selvas, en las tierras templadas del altiplano y las bajas tropicales. Madurar le lleva de cuatro a trece meses. Crece en planicies, en cañadas, en terrenos fértiles o pedregosos.
Dicen que hay más de 40 razas de maíz en México, y más de 250 en toda América. Hay más de 16 mil variedades. Entre los cientos de maíces tradicionales usados todos los días por los campesinos e indígenas de México existen blancos, rojos, amarillos, azules, negros, pintos, con mazorcas pequeñitas o que miden más de treinta centímetros, con granos dientones o finitos, con caña gruesa o delgada, más duros o más blandos.
Las hojas y raíces se usan como medicina (los cabellos del maíz tierno se usan como diurético y para disolver cálculos renales; combinado con otras plantas cura males hepáticos y biliares; los pistilos de la flor se utilizan como tranquilizantes). Bebidas de maíz se usan como sustituto para niños que no toleran la leche, la masa se usa para cubrir heridas; las mazorcas tostadas para madurar abscesos.
Hoy muchos pueblos de los países europeos, africanos y asiáticos dependen de él para sobrevivir. Es uno de los cuatro cereales que aportan más del 50 por ciento de toda la nutrición de la humanidad. En 18 países (12 de América Latina y 6 de África), es el principal alimento. Las variedades tradicionales, en especial de México, son la reserva más importante para criar maíz en todo el mundo.

El cuidado del mundo
La vía campesina en el mundo sigue siendo pujante todavía y hoy gran parte de la población mundial es campesina y somos nosotros, justamente esos vilipendiados cuidadores del mundo, quienes alimentamos al resto de la humanidad.
Si sucumbiéramos las comunidades indígenas que hemos cuidado del maíz escuchando su voz milenaria, el futuro de la humanidad estaría amenazado.
Hay colectivos que no le pedimos permiso a nadie para ser, por el solo hecho de tener un cultivo del cual nos alimentamos como fruto de labores comunitarias, sin depender del exterior casi para nada. Esto nos permite cuidar nuestra comunidad, nuestro territorio, el bosque, el agua, los seres vivos materiales y espirituales, la biodiversidad y nuestros saberes tradicionales y contemporáneos que son toda una manera de asumir la vida. El impulso vital que existe entre la milpa (que es también una comunidad) y la comunidad humana, tiene un corazón político y social inagotable, por eso, después de 10 mil años en que nuestras semillas siguen vivas, hoy sembrar maíz con nuestras propias semillas es un asunto político.

La guerra contra los campesinos.
Despojados de vastas extensiones de nuestro territorio ancestral los pueblos indígenas seguimos sembrando maíz en las laderas y en las terrazas, a veces en condiciones muy difíciles. El maíz lo ha resistido todo.
Las grandes empresas y los gobiernos decidieron que quienes sembramos maíz nativo —con tantos saberes que le dan vida— debíamos irnos del campo pues sólo producíamos para la comunidad sin entrar al mercado. Quieren que la gente que sembramos nos vayamos a la ciudad a las fábricas o a las grandes empresas agrícolas a trabajar semi esclavizados, y así poder quedarse con nuestro territorio y con todas las riquezas que ahí se encuentran.
Desde los años cincuenta, los gobiernos y las empresas, cómplices, engancharon a los campesinos a comprar semillas llamadas híbridas, que al principio rendían más pero después sólo con mucho fertilizantes y plaguicidas industriales apenas muy poco. Los suelos se erosionaron y se hicieron dependientes de esas drogas, que muchos compran año con año para que los terrenos rindan.
Hoy, los campesinos que tienen menos posibilidad de sobrevivir son quienes cambiaron sus semillas por las híbridas y se metieron a pagar año tras año por bultos de esos agrotóxicos, desgastando sus suelos. Comenzó a ser muy difícil vivir del maíz y la gente vació muchas comunidades y perdió su ser más antiguo: ser sembradores. Con las tecnologías de la Revolución Verde se despreció la enorme sabiduría que sustenta los maíces nativos, se impusieron formas de cultivo y consumo muy emparejadas, se destruyeron muchos modos que las comunidades tenían para mantener, mejorar y compartir las semillas.
La privatización de la tierra abrió de nuevo la especulación agraria, las invasiones y expropiaciones, y dio entrada a los megaproyectos que hoy amenazan a cualquier comunidad rural cuyo sustento sea la agricultura. Se extremó así la creciente marginación social en el campo. Se provocó la expulsión de mano de obra a las ciudades o a los campos de jornaleros, el vaciamiento de los territorios, fomentado también por la escuela oficial, que les inculca a niños y jóvenes que estudiar sirve para recibir un salario, dejar de ser campesinos e irse. Estas ideas arruinan de tajo la relación con la tierra y el orgullo de producir la propia comida.
La contaminación transgénica es la señal más alarmante porque es intencional. Los transgénicos desfiguran el maíz, agotan la variedad cuidada por siglos, su riqueza y significado. Promueven la dependencia total de las industrias, le quitan a la agricultura todo su sentido vital. Pero muchos mantenemos nuestro antiguo oficio y estamos en resistencia. Tal vez la clave es el cuidado detallado que campesinas y campesinos pusimos en el asunto, mediante un tramado de saberes que hoy día parecen misteriosos.

1. Sólo quienes están directamente involucrados en la siembra pueden hacer algo. La solución al problema de contaminación del maíz transgénico sólo puede ser resuelta en el largo plazo, y somos los pueblos campesinos e indígenas quienes podemos lograrlo, comunitariamente. Hay que impulsar una prevención y curación naturales, propias de la relación milenaria entre el maíz y los humanos, y para los casos de maíces deformes o semillas que les parezcan extrañas a las comunidades, se puede hacer un diagnóstico de laboratorio.
Repensar colectivamente que la cultura es fuerza política, económica, social y ecológica, y se sustenta en nuestro ser campesinos sembrando lo propio junto con la comunidad, cuyo corazón es la asamblea.
2. Recuperar la confianza en la semilla que sembramos. Detectar los maíces dañinos con la sabiduría de los viejos, abandonar los híbridos (y cualquier otra semilla ajena) regresando a los canales de confianza de intercambio y cuidado de las semillas. Como es un momento crítico, no basta hacer lo que siempre se ha hecho. Hay que reflexionarlo y aguzar la atención sobre nuestro maíz, física, espiritualmente, sobre lo que ocurre en su entorno, para identificar los transgénicos y aislarlos (despuntar la espiga de una planta poco confiable es una de las tantas precauciones). Tenemos que saber qué semilla estamos sembrando, ir depurando cada ciclo nuestra semilla, así iremos desechando el maíz contaminado.
3. El reto es recordar. Entender qué hacían los viejos para conservar la vida. Fomentar la defensa, el reconocimiento e intercambio de nuestras técnicas tradicionales de cultivo (agronómicas, ecológicas, medicinales y otras) incluidos los nuevos conocimientos del cultivo “orgánico”, la agroecología, la permacultura y otras técnicas confiables. Juntar técnicas tradicionales y métodos alternativos de agricultura nos da una herramienta poderosa si además reforzamos la diversidad en las parcelas y el cultivo de traspatio.
4. Para defender al maíz hay que seguir cultivándolo. La mayor amenaza al maíz nativo es que ya se cultiva poco. Hay que diversificar las variedades, sembrar todas las posibles en cada ciclo, pues eso da garantías contra las variaciones de clima, calor y humedad. Es importante sembrar maíz precoz y tardón. Si diversificamos variedades, también hay que diversificar siembras y hacer un manejo de las edades del polen, con eso disminuimos la posibilidad de que semillas no confiables se metan a nuestros terrenos.

5. Es central mantener nuestra identidad como pueblos. La defensa del maíz pasa por recuperar y fortalecer nuestras ceremonias sagradas, el costumbre, nuestras tradiciones y rituales de cuidado y permiso como siempre. Hoy día existe toda esa riqueza porque cada pueblo supo mantener su tradición, porque hubo respeto a la historia y la voluntad de cada comunidad y familia, un respeto a lo sagrado. Si queremos mantener toda esta riqueza tenemos que respetar lo que ha sido nuestro y sagrado durante toda la historia.

6. Hay que mantener la semilla y la tierra. Alguien que pierde la semilla tiene muchas más posibilidades de tener que migrar que alguien que todavía la tiene. Mantener la semilla significa tener buena semilla para uno mismo, para la comunidad, para la tierra a la que uno tiene acceso. Una semilla que responda a las necesidades y gustos de cada pueblo. Si se uniforman los gustos o se tratan de emparejar las necesidades, se pierde la calidad de las semillas: su diversidad.
Hoy existe un ataque contra la biodiversidad. El pueblo que no tiene diversidad se hace dependiente. Se están cambiando las leyes para obligar a los campesinos e indígenas a hacerse dependientes. Para conservar la diversidad tenemos que preguntarnos cómo conservar la vida, qué es lo que la ley permite y qué es lo que necesitamos, con permiso o sin permiso de la ley. Hay que negarnos a las leyes que criminalizan nuestro ahorro y nuestro intercambio milenario de semillas de confianza.

7. Recuperar los saberes colectivos. El maíz jamás puede quedar en manos de un grupo, no importa cuán escogido o comprometido esté. Es imposible que haya una persona, empresa o instituto del Estado que sea capaz de crear semillas que sean buenas para todos.
La diversidad y la calidad de la semilla vienen de que haya miles y miles de campesinos produciéndola. No sólo intercambiamos semillas sino que intercambiamos saberes. Las semillas pueden ser distintas porque todos sabemos cosas distintas. Para que haya semillas diversas tienen que haber saberes diversos. Pero sabemos por pedacitos, y sólo entre muchos se hace un saber grande. La riqueza de variedades no acaba nunca. Cada persona, familia o comunidad por la que pasa una variedad le agrega o cambia algo. No hay que olvidar jamás que todos sabemos. Cuando aceptamos que alguien nos trate como ignorantes, que no sabemos, que no tenemos ideas, estamos aceptando que se pierdan saberes sobre las semillas.

8. Recuperar los suelos. No sólo a nivel de parcela, sino en microregiones o regiones más amplias. Hay que abandonar los agroquímicos y volver a muchos de los saberes antiguos para fertilizar, y a los sistemas que controlaban las plagas sin pesticidas o herbicidas.
Para los pueblos del maíz en México la Revolución Verde fue cuando se hicieron adictos los cultivos y la tierra a una droga que cada vez se necesita más y más y sirve menos y menos. No sólo nos enfrentamos a la contaminación transgénica, sino a la contaminación de los químicos, a las supermalezas y la resistencia de las plagas que tienen roto el equilibrio dentro de las milpas. La tierra está intoxicada, pero también el agua y los peces se han perdido y se han envenenado. En la milpa también hay que dejar alimento para que coman los animalitos que se pueden volver plaga. Ellos también comen y quieren sobrevivir, una comunidad-milpa incluye también lo que no se come o aparentemente estorba o no es útil en principio. Es muy importante convivir con la diversidad de los animalitos.
También hay que frenar la erosión de los suelos. Cosechar el agua y afianzar la tierra para evitar hundimientos y deslaves. No podemos pensar sólo en la parcela, tiene que ser comunitario, regional. Territorial. Alimentar la tierra, plantar cortinas de árboles, hacer retenes de piedras en las faldas de los cerros para juntar la tierra que baja con las lluvias, sólo podemos hacerlo comunitariamente.
9. Cultivos soberanos. En vez de hablar de autoconsumo, hablemos de cultivos soberanos. Es indispensable intentar salirnos, lo más posible, de la economía del dinero. Producir para vender y comprar para comer nos hacen perder la soberanía alimentaria y laboral de los pueblos del maíz. Un pueblo que compra semilla y que compra comida es un pueblo que no se puede mandar a sí mismo.
Tenemos que estar orgullosos de sembrar maíz para que coma la familia, la comunidad, fortaleciendo los saberes de los mayores y las nuevas técnicas integrales que concuerdan con esos saberes y los complementan.
Como no existen ni subsidios ni fomento ni precios de garantía que apuntalen la economía campesina, es vital juntar subsidios autónomos y precios de garantía propios (regionales), tal vez haciendo un llamado a los migrantes y sus organizaciones. Atrevernos a dejar de gastar en productos industrializados que no son indispensables. Pensar cómo regresar a mercados más chiquitos, a maneras de trueque, a intercambios locales, para que encontremos un modo de vida manejable, con respeto por el todo. Por eso es importante que todo lo que produzcan las comunidades se consuma, para que la comunidad entienda que podemos producir nuestro propio sustento.

10. La contaminación transgénica es intencional. A propósito. Y el gobierno pretende que como ya se contaminó, es el momento de permitir la siembra de transgénicos. O puede proponer el exterminio de variedades nativas “contaminadas”, en un discurso de erradicar la contaminación del maíz. Pero no hay que confiar en el gobierno. No podemos permitir que ajenos a la comunidad (laboratorios, fuerzas armadas, empresas, programas del gobierno) lleguen a nuestras comunidades diciendo que van a ayudarnos.

11. Impedir la entrada de semillas de las que no sabemos su historia. Cerrar nuestras fronteras regionales y nacionales a las semillas de fuera, sean híbridas o forrajeras de las industrias, o las de las tiendas gubernamentales. Dejemos de comprarlas y busquemos el intercambio y la comercialización propia, en donde se pueda. Promovamos y realicemos un sabotaje a los paquetes de ayuda alimentaria de los que desconocemos su origen o las intenciones de quienes nos los quieren otorgar. Exijamos que se suspendan las importaciones agrícolas.

12. Rechacemos las leyes injustas de bioseguridad, acceso genético y propiedad industrial, y exijamos que se mantenga la moratoria a la siembra de maíz transgénico estableciendo alianzas para fortalecerla. Rechacemos también los programas de certificación e individualización de tierras. Son una estrategia para exterminar al maíz y a sus pueblos. por eso debemos defender nuestro territorio y el carácter comunitario, colectivo, inembargable, inalienable de nuestras tierras.

13. Es prioridad reforzar la autonomía, la organización comunitaria. La lucha por la defensa del maíz va con la lucha por el territorio y el autogobierno. Cuando la asamblea es la máxima autoridad, podemos impulsar tácticas agropecuarias y ambientales propias. En nuestros estatutos comunales y reglamentos ejidales puede prohibirse la siembra de transgénicos, y establecer una moratoria de facto decretada por los pueblos indios y campesinos en torno al consumo, la siembra y el trasiego de maíz transgénico. Es indispensable buscar la integridad del territorio indígena mediante el equilibrio que lo ha mantenido como territorio.

El maíz y la autonomía
Defender nuestro maíz (el ámbito sagrado donde se le venera, los saberes ancestrales que lo hicieron posible y el margen de autonomía que otorga sembrarlo para el consumo propio), nos permite fortalecer la lucha por nuestros derechos colectivos, nuestro gobierno comunitario y nuestra historia mientras defendemos el agua, el bosque, el territorio y nuestros propios proyectos de bienestar cuidadoso y autogestionario.
Sólo con maíz propio, nativo (no su desfigurada versión transgénica), sembrado para que coma la comunidad dependiendo lo menos posible, se pueden vivir los ámbitos del nosotros: el trabajo colectivo, la justicia propia, el autogobierno, la asamblea, en una vida a contrapelo de los sistemas planetarios.
Una de las finalidades de los transgénicos es hacer que todos los campesinos tengan que comprar semillas todos los años, y para asegurar eso las empresas están inventando una variedad que sólo se cosecha una vez y sus semillas son estériles, conocida como Terminator. Si Terminator contaminara a cualquier otra variedad, la volvería estéril, y significaría la dependencia total hacia las compañías diseñadoras y productoras de semillas, que están patentando más y más variedades.
Se hace urgente entonces que iniciemos un proceso de reflexión que nos dé horizonte de cómo nos atacan los planificadores y los poderes mundiales, las agroindustrias y los gobiernos.
Desde la milpa se ve el mundo entero. Hay que reivindicar lo que significamos los campesinos en un mundo “globalizado” que quiere convertir en industria incluso la agricultura. El maíz y otros cultivos soberanos son el corazón de la resistencia comunitaria contra el capitalismo y sus megaproyectos. Mantener nuestra amorosa relación con el maíz nos permite el resquicio suficiente como para no pedirle permiso a nadie para ser, impulsando una resistencia real, política, social, económica, de saberes, dignidad y justicia. Nos permite un autogobierno con sistema de cargos como servicio, eso que los zapatistas llaman “mandar obedeciendo”. Permite el resquicio necesario para reconstruir nuestro camino propio. Nos hace entender el tejido de relaciones que posibilitan la existencia de este alimento-oficio-relación que es sagrado.
El pueblo wixárika de la sierra de Jalisco en México, lo pone de esta manera:
– Está bien: defender el maíz...
– Para defenderlo tenemos que curar los suelos...
– Entonces hay que dejar de usar los agroquímicos que lo han desgastado. Volvamos a las siembras a la manera antigua.
– Pero entonces debemos buscar que no haya tampoco deslaves ni erosión...
– Para eso ha que reequilibrar el agua...
– Para eso hay que cuidar los bosques, pa’ que detengan la erosión, traigan las lluvias, refresquen con aire bueno la región...
– Pero para eso hay que defender nuestro territorio y emprender acciones en pos de nuestros derechos agrarios y de pueblo...
– Entonces tenemos que tener una organización comunal real, donde quienes sean representantes, de veras obedezcan el mandato de la comunidad.
– O sea reforzar el papel de las asambleas comunitarias, ya no sólo comunales, acercando a las autoridades tradicionales y las agrarias —pues los gobiernos intentaron siempre separarlas.
– Entonces tenemos que tener maíz, para que quienes asuman un cargo no se vean en la necesidad de trabajar, pero que sí sigan anclados a la tierra, como campesinos en iguales circunstancias que el resto de los comuneros.
Entonces existe una especie de círculo mágico: una propuesta de integralidad donde nada puede estar desvinculado. Se trata de la reconstitución integral de las comunidades, de la organización comunitaria. Es el cultivo del maíz como corazón de una resistencia y de la posibilidad de una autonomía, ejerciendo plenamente su territorio en todos los planos: desde el más geográfico hasta el sagrado, en la riqueza de las relaciones humanas y con todo, porque todo está vivo.

Conclusiones

Defender el maíz es defender la vida y la cosmovisión campesina-indígena. Y viceversa. En ese camino, la gente de las ciudades tiene un papel que apenas comienza a reconocer. Este proceso de resistencia ante las agroindustrias y las instancias de planificación mundiales y sus administradores encarnados en los gobiernos, culmina reforzando la visión con horizonte que los pueblos estrenan apenas hace pocos años. El horizonte parece negro, pues el maíz y otros muchos cultivos estratégicos están en riesgo, y como tal la viabilidad del ámbito rural, pero también el de las ciudades. Si la gente de las grandes urbes empata con los campesinos sus reflexiones y su crítica aguda, comenzará a entender la importancia de sembrar sus propios alimentos. En el campo, pero inescapablemente también en las ciudades, aunque ahora no todos lo reconozcan como urgente. Mientras, pese a la violencia y la criminalización, pese a todos los ataques a los pueblos indígenas y campesinos, la esperanza y el maíz siguen vivos.
http://www.ecoportal.net/

sábado, 31 de octubre de 2009

En Tamazunchale, el Día de Muertos se transforma en la fiesta del maíz




En Tamazunchale, el Día de Muertos se transforma en la fiesta del maíz


■ Dos días antes y dos días después de la fecha se realiza en la milpa el ritual denominado tlamanes
■ Es una forma de demostrar cómo agradecemos lo que la tierra nos da, dice un habitante de Chilocuil

Tamazunchale, SLP, 1º de noviembre. Cada año, en la huasteca potosina, con la llegada de Xantolo (fiesta de los muertos) se marca el fin del ciclo agrícola en las diferentes comunidades de esta zona. Días antes o después de esta fecha se efectúa el ritual del maíz o tlamanes, manifestación comunitaria y popular profunda y antigua.
El 31 de octubre los habitantes de la comunidad de Chilocuil representaron una parte de la ceremonia que, en la milpa, dura alrededor de dos días, pero que en la cabecera municipal realizan en aproximadamente hora y media para que los habitantes de la zona urbana conozcan “la costumbre” indígena nahua.
“Hacemos la fiesta para agradecer que ya tenemos maíz, que tenemos para comer de la milpa”, comentó Epifanio Robles González, al término del ritual, realizado frente al palacio municipal, junto a un local donde se desarrolla un concurso de ofrendas; a un lado se instala un tianguis de flores de cempasúchil. Las actividades son organizadas por la Casa de Cultura local, dirigida por Pedro Acosta.
Robles es el anfitrión y dueño de la milpa donde originalmente se llevó a cabo el tlamanes, y resume que para la fiesta, en su comunidad, se invita a varios compadres para que le ayuden a realizar la primera pizca de maíz. Para esto, las mujeres preparan desde un día antes un par de patlaches, unos tamales grandes elaborados con un gallo y una gallina enteros, animales que fueron sacrificados de forma ceremonial.
Ya en el sitio donde se realiza la primera cosecha se ofrenda aguardiente, se truenan cohetes y se entierran, entre otras cosas, los corazones de las aves que rellenaron el tamal, ambientados todo el tiempo con música de un trío huasteco que, para la ocasión, es conocido con el nombre de “canarios”.
Con las primeras plantas recolectadas, el padrino y algunos de los invitados hacen el tlamán, un amarre de 14 círculos de mazorcas de donde saldrán las semillas que serán usadas en el próximo periodo de siembra.
De regreso, en el interior de la casa, las mujeres hacen una muñeca de maíz que representa a la virgen; la visten y le ponen collares, mientras los hombres en el patio hacen la elocruz (cruz de mazorcas), para que un par de niños realicen las primeras danzas, que duran toda la noche. Las representaciones de la cruz y la virgen son colocados o sentados en el tlamanes, que es colocado en el centro de la habitación como altar principal.
En la plaza, los habitantes de Tamazunchale observan la representación de los momentos del fin del ciclo agrícola; los habitantes de Chilocuil comparten en medio de la calle el patlache ceremonial. “Venimos a mostrarles cómo agradecemos lo que la tierra nos da”, concluye Epifanio, en medio de una lluvia pertinaz.


Xantolo
Desde el 31 de octubre, los habitantes de la huasteca tienen la creencia de que Toteco, nombre nahua de dios, abre las puertas del inframundo para que las almas de los muertos regresen a convivir con sus familias.
Los preparativos comienzan desde tiempo atrás, con las primeras ofrendas a San Miguel, el 29 de septiembre, y una semana antes del Día de Muertos, con la “bajada” de máscaras, para que las comparsas realicen la danza de los huehues.
En Chapulhuacanito, comunidad cercana a la cabecera municipal, se realiza el camanale, una plática en nahua donde se habla de la tradición en señal de relación de amistad del pueblo, donde la fiesta empieza la víspera del Xantolo, que es cuando los viejos piden permiso a las almas de sus difuntos para que la fiesta se lleve a buen término; se convive y se comparten los alimentos.
Ya para el 31 de octubre, en las casas de las diferentes comunidades se construyen los altares, que se llaman arcos, donde se colocan tamales, pan, atole, café y “un traguito” de aguardiente; se les ha dispuesto a las almas un camino de flor de cempasúchil, desde las veredas hasta las entradas de los hogares. El 1º y 2 de noviembre cualquier visitante es bienvenido, pues se considera que es el pariente difunto que ha regresado y se le invita con los alimentos de la ofrenda.
Durante los tres días se celebran danzas de huehues o coles, que dependiendo de la zona se ejecutan con máscaras de plástico o madera; el primer día se enfatiza en los que fallecieron de forma no natural, como accidentes; el segundo, en los infantes muertos, y el tercero en los adultos.
La fiesta concluye en algunas zonas con una danza, donde se baila encima de los arcos. Las máscaras son guardadas en un tapanco, de donde volverán a sacarse el próximo año.

viernes, 30 de octubre de 2009



“La gente, hecha de maíz, hace el maíz. La gente, creada de la carne y los colores del maíz, cava una cuna para el maíz y lo cubre de buena tierra y lo limpia de malas hierbas y lo riega y le habla palabras que lo quieren. Y cuando el maíz está crecido, la gente de maíz lo muele sobre la piedra y lo alza y lo aplaude, y lo acuesta al amor del fuego y se lo come, para que en la gente de maíz siga el maíz caminando sin morir sobre la tierra.”




Eduardo Galeano.

jueves, 29 de octubre de 2009

Día de Muertos


ORÍGENES DE LA FESTIVIDAD DEL DÍA DE MUERTOS
La muerte en la cultura mixteca, como en la mayoría de las culturas Mesoamericanas, no representa el final de la vida, sino el inicio del camino a una nueva forma de existir junto a los dioses. Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Y es ese otro mundo sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos. Aunque consideraban que el ciclo de la vida culminaba con la muerte, consideraban también que esta última era sólo un paso más en la existencia, por ello debían realizar algunas ceremonias,siendo la más importante la que es conocida actualmente como la Festividad del Día de Muertos, la cual tiene un origen prehispánico.
La ofrenda indígena se remonta hace unos mil 800 años antes de Cristo, pues sepultaban a sus muertos con ofrendas específicas. Más tarde, más o menos 1 500 años antes de Cristo, los pueblos sepultaban los cadáveres acompañados con ricas ofrendas de cerámica, alimentos y utensilios personales. Los habitantes de mesoamérica creían que después de morir, continuarían viviendo en otro modo. Los muertos eran enterrados con toda case de objetos que pudieran serles útil en su viaje al Mictlán.


La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos. Así representaban la relación que creían existía entre el ciclo siembra-cosecha y vida-muerte. La existencia en el más allá decían, era de acuerdo con la forma de su fallecimiento, no a la conducta observada en vida, por lo tanto no se temía a castigos posteriores a la muerte.

DÍAS DE LA CELEBRACIÓN
28 de octubre
: Se recuerda a quienes perecieron violentamente o a los que murieron al nacer, conocidos como los “abrojos”.
31 de Octubre: Ponen los Altares para los niños y para los adultos en la tarde o en la noche, hay quienes a partir de las 12 del día.
1º de Noviembre: El día de Todos los Santos. El Altar es más que nada para los angelitos que llegan desde las 8 a.m. (Oaxaca) o a partir de las 12 del día (Edoméx). Los cuetes despiden a los “abrojos” y dan la bienvenida a los angelitos. Que se van a las 8 p.m. (Oaxaca)
2 de Noviembre: El día de Los Fieles Difuntos. Se reciben a los adultos, que llegan desde las 8 a.m. y se van a las 8 p.m. (Oaxaca). A esa hora ya pueden recoger el Altar y empezar a repartir la ofrenda. Se van los angelitos a las 12 del día y llegan los adultos. (Edoméx)
3 de Noviembre: Otros recogen este día el Altar a las 12 del día, hora en que se van los adultos y hasta entonces hacen la repartición. (Edomex)
Con la llegada de los españoles, llega el cristianismo los altares u ofrendas tienden a incluir nuevos elementos como: Santos, Cristo, cruces y algunas frutas que no existían en América. Dos de las principales similitudes entre estas dos visiones fueron la creencia de la inmortalidad del alma y el culto a los muertos. Al igual que el hecho de ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas aromáticas. Después de la conquista española se estableció en México el día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, por disposición del Papa Gregorio IV.


DESTINOS Y DIOSES
Primero: El Tlalocan o lugar de Tlaloc; considerado como el paraíso del dios de la lluvia estaba reservado para aquellos que morían en circunstancias o fenómenos relacionadas con el agua: los ahogados, los fulminados por el rayo, de lepra, pulmonía, resfríos, quienes morían accidentalmente, los que se desbarrancaban, a los que les cayó una piedra. El lugar era una suerte de paraíso terrenal donde les recibía Tláloc. En ese lugar pasaban la eternidad cazando mariposas, disfrutaban nadando y comiendo deliciosos frutos o jugando pelota. Ahí reinaba un verano eterno.


Segundo: Con Huitzilopochtli, el dios de la guerra, llegaban sólo quienes morían en combate, los cautivos que eran sacrificados, las mujeres que morían al dar a luz y y los comerciantes que habían perecido en las expediciones mercantiles. Llegaban a la casa del Sol. Ichan Tonatiuh Ilhuícatl (“el cielo que es la morada del Sol”). Morir peleando era para los aztecas la mejor muerte, una muerte deseada. Pues ella otorgaba la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender como pájaros.


El tercer destino de los muertos era: el Mictlán o lugar de los muertos, sitado en las profundidades de la tierra, reservado para los no clasificados o para quienes morían de muerte natural. Era habitado por dos dioses de la muerte: el señor Mictlantecuhtli y la señora Mictecacíhuatl. El camino de las almas destinadas al Mictlán era muy complejo, pues durante cuatro años debían transitar por distintos lugares enfrentando todo tipo de peligros y visicitudes antes de llegar al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían.


Esos lugares de paso al más allá eran: dos sierras que casi se juntan, una serpiente, una lagartija verde (algunos dicen que era un cocodrilo), ocho desiertos, ocho cerros, una zona de vientos helados que cortaban como navajas (por eso les quemaban sus ropas) y por último cruzaban el río Chignahuapan, con la ayuda del perrito con el que eran enterrados. Y así los afortunados que finalizaban con bien su travesía llegaban ante Mictlantecuhtli, a quien entregaban, a manera de ofrenda, manojos de teas y cañas de perfume, algodón, hilos colorados y mantas.


También para que sus almas pudieran llegar a su destino final y vencer las dificultades de su travesía les colocaban a los cadáveres diversos objetos, que les permitían vencer los obstáculos. De aquí viene de manera importante la concepción del Altar de Muertos como ofrenda actual. Durante ese largo viaje, podían detenerse en sus moradas terrenas solamente una vez al año: esa fecha caía a principios de noviembre. Para ayudar a que estas almas errantes recobraran fuerza y ánimos, los aztecas les preparaban un festín con la comida y la bebida que sus difuntos gustaban de tomar en vida.

Cuarto: Las almas de los niños pequeños muertos tenían un lugar especial, Chichihualco (la casa de la leche), donde había un bello y frondoso árbol, el Chichiuahuitl (árbol de leche) que como su nombre lo dice de sus ramas goteaba leche, con la cual se alimentaban. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba o el quinto sol. Tenían la creencia que ellos sí reencarnaban. Así, una vez más, de la muerte se generaría la vida.


Para los nahuas “cada dios elegía a sus súbditos y los mataba con sus poderes específicos". Había otros dioses que mataban a los elegidos y los llevaban a sus propios reinos. Por ejemplo, la muerte en estado de ebriedad era señal de que Ometochtli (el principal de los dioses del pulque) había escogido a la víctima, y que el destino del muerto era el paraíso de los borrachos. Otro caso interesante es el de Tlazoltéolt, diosa que inspiraba el adulterio y se llevaba a quienes morían ajusticiados por dicho delito. También Tezcatlipoca los aguardaba.


ELEMENTOS DEL ALTAR DE MUERTOS Y SU SIGNIFICADO.
Cada uno de los siguiente elementos encierra su propia historia, tradición, poesía y, más que nada, misticismo. Elementos imprescindibles para recibir a las ánimas en el Altar de Muertos así como su significado son:
El agua: Representa la fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen o sacien su sed después de su largo recorrido y también para que se fortalezcan a su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma. Es la que da vida y energía para el camino. En algunos lugares acostumbran poner una jarra y un vaso, preferentemente de vidrio transparente para que se pueda apreciar el contenido. El agua natural aparece como ofrenda en distintas culturas del mundo desde tiempos remotos. Algunas personas creen que al verla el alma se moja los labios resecos por el largo viaje desde el más allá. La sal: Es un elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.


Velas y veladoras: Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa "la luz", la fe, la esperanza. Sirve como una guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan ver mejor su camino, llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. Se dice que el cirio representa el alma sola. También representan con sus llamas la ascensión del espíritu. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa. En la antigüedad se decía que la luz servía para alumbrar el viaje que hará el difunto por el desierto que tendría que cruzar hasta llegar a su destino final. En lugares como en Xochimilco se acostumbra encender una vela por cada persona y se la llama por su nombre al prenderla. O se ponen tantas velas como son los infantes muertos que la familia aún recuerda.

Copal e incienso: El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza. Una fragancia que es un signo de reverencia. Se dice que se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro. También que el humo de éste simboliza el paso de la vida a la muerte. Algunas personas aún utilizan incensarios o en su defecto pequeños anafres o braceros. Se sirven de cote en rajas y o carbón de madera para poner en ellos pedazos de copal y ensomar el lugar.

Las flores: Son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el cielo; la flor amarilla, la tierra y la morada el luto. Y el rojo de la "mano de león", o también llamado “gallito” o “cresta de gallo”, significa específicamente la expresión de la sangre de Cristo y la Resurrección, así como la vida humana y animal. Son un símbolo de festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se cree se irá contenta. En algunos lugares el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños. Las flores de cempasuchil por lo general recuerdan el alma del difunto, ya que es la tradicional flor de muertos, su color es amarillo/o anaranjado se dice que representa la fuerza de la luz del sol y de la vida. Viene del náhuatl: cempoalxochitl que quiere decir “flor de 20 o más pétalos”, “veinte hojas” o "veinte flor”. Se dice que es efeméride de la muerte y que también simboliza la tristeza.


Caminos de pétalos: En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos, por lo general con flor de cempasúchil deshojada, desde la puerta de la entrada hasta el Altar que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. Representa así el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas, que por su color encendido como el sol sirve para iluminar y orientar el alma del muerto para que no se extravíe.


El pan: Es un símbolo que funge como un ofrecimiento fraternal. La iglesia lo presenta como el "Cuerpo de Cristo". Recuerda el alma del difunto y simboliza toda una tradición. Es un pan que se elabora en distintas regiones del país especialmente para esta Festividad. La pieza tiene forma redonda, para simbolizar una tumba; el núcleo, en la parte superior, representa la base del cráneo, los adornos laterales, los huesos de las extremidades; y es adornado con azúcar roja que simboliza la sangre. En algunos lugares como en Xochimilco es en forma de difunto y lleva un nombre. Para el Altar de los “difuntitos” se elabora un pan en piezas pequeñas y es el que se pone especialmente para ellos.


Retrato o fotografía del muerto/a: El de la persona a quien se dedica el tributo y cuya ánima nos visitará. Es un recordatorio de nuestros seres queridos. En algunos sitios se dice que éste debe quedar escondido y no a la vista, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.

Imágenes religiosas: De santos de la devoción tanto del difunto como de la familia. Se colocan para que sirvan como medio de interrelación entre muertos y vivos, ya que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos.


El platillo o la comida favorito: La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita. Con estos alimentos se trata de agradar el difunto compartiendo los que más le gustaban y ser gratos a su buena voluntad. En el Altar está constantemente presente una estela de aromas, representando el banquete de la cocina en honor de los seres recordados. El mole con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país. En algunos otros lugares acostumbran poner una o varias cazuelas con comida. Acompañándolas con un chiquihuite o tortillero. Los platillos varían de acuerdo a las regiones del país en donde se esté celebrando esta festividad.
Bebidas como el chocolate, el atole y el café: Son parte de las bebidas tradicionales que los vivos acostumbran tomar en esos días, especialmente el chocolate ya sea de agua o de leche; con lo cual se convida a los difuntos a deleitarse de estas bebidas y con mayor razón si en vida ellos también gozaban de su sabor. La tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.


El licor y los cigarros: Es para que las ánimas que en vida gustaron de las “bebidas espirituosas” y/o de los cigarrillos recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida. Hacen la función de saciar la sed del muerto y darle también el gusto de tomarse un buen trago. Algunas personas acostumbran poner la botella del licor preferido, otras sirven una copita y así la dejan en el altar, dependiendo de la bebida que sea la acompañan con un salero, y con un platito con limón partido.


Papel picado: Es un adorno para el Altar que da colorido y representa la alegría de vivir. Muchos de sus diseños son artesanales y en ellos están estampados motivos relacionados con la muerte. Algunas personas las ponen como cortinas, carpetas o manteles para adornar las paredes cercanas al Altar y/o cubrir las mesas o los niveles del altar. Los colores usados en estos adornos tienen su significado: el color morado o rosa oscuro se usa en señal de duelo. El morado es representativo del luto cristiano. Y el color naranja del luto azteca. El papel picado color negro en diseños geométricos es negro hace referencia, en la religión prehispánica al Tlilán, el lugar de la negrura, y al Mictlán, es decir el sitio de los muertos.


“Entierritos” o figuras con la forma de un esqueleto: antiguamente eran mucho más conocidos los "entierritos" que eran representaciones de figuras humanas cuyas cabezas eran de garbanzos y con el traje de papel negro, simulando al difunto y a los padres trinitarios, que eran quienes se encargaban de llevar los cadáveres de la gente humilde al camposanto. Es muy fácil encontrar representaciones con esqueletos en varias formas, son muy populares las que tienen una ambientación de acuerdo a diferentes profesiones y oficios; algunas son verdaderamente chuscas. Se representan en estas artesanías desde bebés hasta ancianos, todos “calacas”. Ambas artesanías acompañan el adorno del Altar y le dan un toque humorístico.


Las frutas naturales y las frutas en dulce: Son la ofrenda que nos brinda la naturaleza. Generalmente son frutas de la temporada que varían de acuerdo a las regiones. Son una manera de enriquecer el disfrute de las ánimas que vienen a saborear de los “olores” de las mismas. Porque se dice que es a través de los aromas que despiden tanto las frutas como la demás comida que ellas se alimentan. En algunas regiones como en el Istmo de Tehuantepec acostumbran colocar cuatro banderas de papel picado metidas en naranjas. Las naranjas o las frutas con banderas significan la libertad que la muerte da. Por otro lado cuando las frutas en conserva o en dulce tienen la función de endulzar el “paladar” de las ánimas y son un elemento para aumentar su disfrute.


Objetos personales del muerto/a: Algunas personas gustan de colocar aquellos objetos que fueron los favoritos o preferidos del difunto, los cuales, se cree que llevará a su viaje. Y dependiendo de su afición o del trabajo que desempeñó se ponen en la parte baja del Altar aquellas cosas queridas por ellos. En algunas lugares se acostumbra poner en el último nivel ropa limpia para recibir a las ánimas, para que se cambien y se quiten del polvo del camino, y se encuentren más cómodas durante su estancia entre sus familiares.


Niveles de la o las mesas para base del altar: es muy común que el Altar se estructure en diversos niveles. Que por lo general son tres. Para su construcción se pueden utilizar mesas de diferentes tamaños o incluso tablas. En el nivel superior al centro del altar, es usual colocar una fotografía del difunto al que se dedica el Altar. En el nivel intermedio suele ponerse comida, golosinas y cosas que gustaban al muerto. En la parte inferior, además de leña, carbón, un brasero o tres piedras empleadas como piragüas para formar un fogón, se coloca agua y una cruz de ceniza. Con la llegada de los españoles llega el cristianismo, por lo que los altares u ofrendas sufren algunos cambios como fuero colocar imágenes religiosas de santos, Cristo, cruces y también algunas frutas que no existían en América. Dentro de la doctrina cristiana los tres niveles del Altar representan a las tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu santo. Cada nivel es cubierto con un mantel bordado o deshilado, papel de china, plástico y cubierto también por flores de muerto las cuales forman una alfombra sobre la que se va depositando toda la ofrenda.


Juguetes y dulces: En el altar de los “difuntitos” se acostumbra poner juguetes, que en algunos lugares aún son de barro; para que estas almitas tengan con que jugar y divertirse más durante el tiempo que van a acompañar a sus vivos.


Los arcos de caña: En algunos lugares de la República, como aquí en ciertas comunidades de Oaxaca el Altar es adornado principalmente por un arco de carrizo o de caña de azúcar cubierto con flores multicolores de cempazúchil; y el arco sostiene hilos de los que cuelgan mandarinas, naranjas, limas y plátanos. La cantidad de arcos varía de dos arcos a cuatro; a este conjunto suele llamársele portada o retablo. El arco habla del deseo, de quienes viven en la tierra, de unirse a los que ya habitan en el cielo, a los que ya no morirán otra vez.


“Si en todas partes estás, en el agua y en la tierra, en el aire que me encierra y en el incendio voraz; y si a todas partes vas conmigo en el pensamiento, en el soplo de mi aliento y en mi sangre confundida, ¿no serás, Muerte, en mi vida, agua, fuego, polvo y viento?” (Xavier Villaurrutia, “Décima muerte”).
O.D.H. y Tanatóloga Aida María Castro Morales.

domingo, 25 de octubre de 2009

Los hombres de maíz


Por Lord Reinberg.

En todas las culturas el hombre trató de darle forma a la idea de la creación del universo, tratan de saber cómo ocurrió y porqué para darle algún sentido a la vida. En toda mitología existe este punto, el mito de la creación.El mito de la creación siempre tiene una estructura similar: el caos, la potencialidad del todo es ordenada en su gran y maternal recinto por una intromisión masculina, un orden, una ley. En el Enuma Elisch (el mito de la creación babilónico) en el comienzo se realiza una asamblea de dioses presidida por Anu, el dios Marduk es asignado para una tarea, ir a matar a Tiamat, el dragón que reina en el caos. El caos es un mar oscuro y gigantesco. Marduk mata a Tiamat y de su sangre nace el universo. Marduk es la ley masculina, Tiamat y el mar son el caos oscuro, húmedo y maternal.
El Popol Vuh es un libro que recopila leyendas del pueblo Ketchí o Quiché, uno de los pueblos Mayas, que vivía al sur de lo que hoy llamamos Guatemala. En este libro vemos como los mayas trataban de explicar el origen del mundo y los fenómenos de la naturaleza.El Popol Vuh fue escrito en caracteres españoles pero en lengua ketchí a mediados del siglo XVI y traducido 200 años más tarde por el sacerdote e historiador sevillano Fray Francisco XimenezLa lectura del Popol Vuh se convirtió con el paso de los siglos en un punto de partida para historiadores y filósofos para saber como fue la vida en Mesoamérica hace cientos de años e incluso fue tomado como un texto de aprendizaje no solo para su propia cultura sino para todas las demás y para la vida de hoy en día.

Las culturas mesoamericanas comparten con el cristianismo el concepto de creación del universo mediante la palabra. Hunab Ku pronuncio “hágase el mundo” y allí se produjo la creación, ordenando el caos total. Antes de esto el universo era solo un cielo y mar perpetuos e infinitos enfrentándose el uno al otro. Nada había que estuviera dotado de existencia además de ellos dos, las dos grandes potencialidades. Hunab Ku, el gran creador creó el universo para no estar solo.
Creó a los dioses y los dioses crearon el mundo. Tepeu y Gugumatz crearon la tierra, los árboles y el sol con el don de la palabra, y hablaron entre sí y decidieron crear al hombre.
El don de la palabra para esta cultura y muchas más, como la cristiana, tal como decíamos antes es mucho más grandioso que ninguna otra cosa. Tepeu y Gugumatz dijeron Tierra y la tierra apareció, dijeron árboles y aparecieron espontáneamente las semillas que germinaron y crecieron en segundos. Y así las montañas, los glaciares, los pantanos, los ríos, los desiertos, la luz y la oscuridad salieron de las bocas de los dioses. Y todo fue preparado para el ser humano.
El panteón de los dioses para los mayas es igual al de los griegos, llenos de fallas que hacen de los dioses seres humanos con poder y vida eterna. Eso hace que los dioses sean egoístas y egocéntricos. Los dioses en su gigantesca vanidad quieren ser venerados, aclamados, adorados y glorificados, quieren tener súbditos que los amen incondicionalmente.Primero crearon a los animales, de todas las clases, les designaron sus lugares y sus costumbres alimenticias. Pero los animales no podían contestar a la palabra, los animales no tenían el don del habla y al no hablar no podían venerar a los dioses, el propósito original con que habían sido creados falló. Por esta razón los animales fueron rebajados a seres de espíritu inferior destinados a comerse los unos a los otros por toda la eternidad.
Los dioses tuvieron dos intentos fallidos más: primero vino el hombre de barro que fue frágil, hablaba y adoraba a los dioses, pero se quemaba con el fuego, se endurecía con el sol y se deshacía con las lluvias. Los dioses deshicieron entonces a sus primeros hijos.En segundo término los son creados los hombres de palo, extraídos de la madera de los árboles. Los hombres de madera no tenían sentimientos, no eran capaces de ver más allá de si mismos, veían el mundo como una herramienta que debía ser utilizada para satisfacer sus necesidades, no son capaces de utilizar la palabra para adorar y agradecer a los dioses por la mismísima creación. Entonces los dioses enviaron el Diluvio Universal (presente en todas las culturas) para destruir a todos los hombres del mundo. Los sobrevivientes del diluvio fueron condenados a otra fin, sus herramientas, hartas del abusivo trato al que habían sido expuestas por los egoístas seres de madera se revelaron y destrozaron sus caras y mandíbulas, de esta manera fueron degradados a otra forma de vida más primitiva, fueron convertidos en monos.
Fueron los animales quienes llevaron entonces a los dioses lo que estaban buscando, la materia de la que nacería un ser capaz de venerarlos por el resto de sus días, un ser capaz de aceptar el don de la palabra. La sustancia que las ratas llevaron ante los dioses era la mazorca del maíz, que encontraron en lo que hoy sería el valle de México.
Los dioses crearon entonces del maíz al primer hombre y la primera mujer. Ellos hablaron, vieron, amaron, supieron, fueron dotados de sabiduría, alma, sustancia. Los dioses por fin consiguieron lo que siempre habían querido. Por fin eran adorados, los hombres les hacían alabanzas en su honor.
Aquí los dioses vieron su propio error. Los hombres de maíz sabían todo, veían todo. Estaban a la par de los dioses en todo tipo de conocimiento. Se habían emocionado tanto con ellos que los habían dotado de una sabiduría tan grande que pronto opacaría la de ellos mismos, y eso jamás lo permitirían, ya que como dije los dioses mayas son orgullosos como los humanos.
Entonces acotaron la sabiduría del hombre, acotaron su visión, para que no vean más allá de lo necesario. Ya nunca más vieron a los dioses a la cara, ya nunca más vieron la luz de la sabiduría, pero siempre recordarían eso en sus corazones, y eso los impulsaría a seguir y a dar gracias a los dioses por las cosechas.

sábado, 24 de octubre de 2009

Cocina prehispánica

Por Silvia Ibarra
Las culturas indígenas del México antiguo desarrollaron un vasto conocimiento basado en la observación de los ciclos biológicos de su entorno y la posible vinculación entre algunos de ellos y ciertos fenómenos cósmicos que buscaron interpretar.
La lucha por la supervivencia, a lo largo del tiempo, les permitió optimizar los recursos vegetales, animales y minerales que la naturaleza ponía a su disposición en cada región de asentamiento.En épocas prehistóricas su dieta estuvo basada exclusivamente en productos de la caza, pesca y recolección de plantas y frutos apropiados.
Con el transcurso del tiempo, el consumo selectivo realizado por grupos humanos cada vez más numerosos, contribuyó a modificar las condiciones naturales de diversas especies vegetales. Fue un lento y progresivo proceso, de muchos miles de años, en los cuales coexistieron la recolección y formas primitivas de agricultura rudimentaria.
En algún momento, fechado estimativamente por los arqueólogos en unos cuatro o cinco mil años antes de nuestra era, comenzó la domesticación del maíz, a partir de su ancestro silvestre el “teocinte” cuyo fruto era minúsculo.
Desde estas lejanas épocas comienzan a aparecer en Mesoamérica instrumentos de piedra apropiados para la molienda de semillas. En México el desarrollo de la agricultura no produjo, como en otras zonas del mundo, una reducción en la salud nutricional de su población por mayor dependencia de una fuente alimenticia preponderante. Tal vez porque se mantuvo allí la costumbre de utilizar una gran variedad de aprovisionamientos alternativos, como animales de caza, peces y otros productos acuáticos, frutos y vegetales silvestres, flores, raíces, gusanos e incluso insectos.
Por otra parte, también en México se domesticaron otros vegetales como el amaranto, el chile, el frijol y la calabaza.
La utilización desde tan remota época de la combinación del maíz, el frijol y la calabaza, como parte de la dieta esencial, ha sido fundamental para el desarrollo saludable de las poblaciones indígenas.
En efecto, todos los análisis científicos concuerdan en que la ingesta conjunta del maíz el frijol y la calabaza es incluso más beneficiosa nutricionalmente que su incorporación por separado. Sus nutrientes se complementan muy bien.
Además, la ductilidad de los jitomates, que pueden comerse tanto crudos como cocidos, unidos a la variedad de chiles que con mayor o menor grado de picante también pueden ingerirse tanto frescos como secos o molidos, crudos o cocidos, contribuyeron a la elaboración sazonada de toda clase de aves silvestres, carnes de caza y pescados.
Las evidencias arqueológicas y otros estudios científicos ponen en evidencia que cada una de las civilizaciones prehispánicas que florecieron en México manifestó características culturales propias. Dada la variedad de suelos y climas en que ellas se desarrollaron es seguro que sus pautas alimentarias estuvieron adaptadas a los recursos naturales propios de cada región.
Sin embargo, la zona de influencia de algunas de estas civilizaciones, como la olmeca, teotihuacana, zapoteca, maya o mexica (azteca) abarcó en algunos casos amplísimos territorios. Esta difusión originó un vasto comercio y la necesidad de abastecimiento de recursos alimenticios para pobladas metrópolis gestó en ellas el intercambio de productos en grandes mercados o “tianguis”.
Existen múltiples evidencias en este sentido del transporte de mercaderías a largas distancias. Tanto la arqueología como la documentación histórica al momento de la conquista española, demuestran la importancia que la práctica del pago de tributos en alimentos por parte de las etnias sometidas, había adquirido para la consolidación del poder central azteca.
El mercado central de Tenochtitlán, el “tianguis” de Tlatelolco, era de dimensiones colosales para la experiencia europea de la época y causó la admiración de los españoles por su organización interna y la extraordinaria variedad de productos ofrecidos.
LA IMPORTANCIA DEL MAÍZ
Así como la domesticación del trigo en la Mesopotamia y la del arroz en India y China sentaron las bases para la revolución neolítica en Europa y Asia, la domesticación del maíz transformó el desarrollo cultural de todas las civilizaciones americanas posteriores.
El maíz es muy versátil, sus granos tiernos pueden consumirse tostados o cocidos.Cuando están secos se transforman fácilmente en masa para tortillas o tamales.
Su cultivo no requiere de arados ni animales de tiro. Para la siembra basta un bastón de madera dura (la coa) con el cual cavar el hoyo donde irá la semilla. Progresa sin necesidad de irrigación ni mayores cuidados. No requiere de suelos planos ni especialmente preparados. Crece tanto en altura como a nivel del mar y puede darse tanto en climas tropicales como en zonas frías de llanura o de montaña. Sus granos se almacenan fácilmente y pueden utilizarse mucho tiempo después de la cosecha.
Constituye un excelente alimento tanto para los humanos como para aves y animales domésticos. Las hojas de la planta y la de la mazorca pueden usarse para envolver y cocinar diversos platillos.Los olotes (marlos) secos y sin granos se utilizan como combustible. Las cañas secas sirven para construir muros y techos. Finalmente los residuos o barbechos constituyen un excelente abono.
Todo esto explica que se convirtiera en la base de la alimentación de quienes aprendieron a cultivarlo.
Además, los antiguos mexicanos descubrieron una forma realmente exitosa para que su ingesta fuera aún más digerible y saludable. Este proceso conocido como “nixtamal” del maíz consiste en el cocimiento lento de los granos en agua alcalina (con tequesquite, ceniza o cal), permitiendo el desprendimiento de la cutícula u hollejo indigesto. Esto produce, entre otros beneficios, que el nivel de calcio de las tortillas aumente veinte veces.
Las tortillas han constituido desde tiempos inmemoriales el sustento básico de las poblaciones mexicanas. Nadie puede probar a ciencia cierta cuando aparecieron pero se supone que existen casi desde la domesticación del maíz, ya que en yacimientos arqueológicos muy antiguos se encuentran metates y comales, los instrumentos culinarios imprescindibles para producirlas.
Es muy probable que la producción de tortillas haya constituido la principal ocupación de las mujeres mexicanas a lo largo de milenios. Esta siempre fue una tarea hogareña femenina y se ha calculado que una mujer europea de una cultura triguera precisaba emplear unas tres o cuatro horas a la semana para fabricar el pan necesario para su familia, mientras una mujer mexicana necesitaba de treinta y cinco a cuarenta horas para producir tortillas, que sólo pueden consumirse siempre calientes y recién hechas.
EL MAIZ EN LA MITOLOGÍA PREHISPANICA
El maíz fue incorporado de diversos modos a la mitología prehispánica. Para los mayas quichés que escribieron el Popol Vuh, los dioses creadores fueron probando con distintos materiales, pero recién pudieron dar origen a los hombres verdaderos cuando los fabricaron con semillas de maíz.
También los mexicas concibieron la creación en etapas sucesivas hasta llegar a la verdadera humanidad y su alimento perfecto: el maíz. Ambas culturas manifestaban en sus mitos desprecio por aquellos pueblos que no fueran capaces de sembrar maíz.
Chicomolotzin, o “7 mazorcas de maíz” era para los mexicas la Diosa de los Mantenimientos. El numeral 7 significaba semillas para el lenguaje esotérico de los brujos y el nombre esotérico del maíz era “7. Serpiente”. Tal vez porque esta Diosa también era llamada Chicomecóatl que significa justamente “7.Serpiente”.
Cada planta importante para los mexicas tenía su deidad y el maíz que era la más trascendente de todas tenía diversas representaciones.
Centéotl (centli: maíz y téotl: dios) era el dios del maíz en general.
Xilonen , concebida como una deidad joven, era la diosa de la mazorca tierna.
Itlamatecuhtli , “la señora de la falda vieja”, era la diosa de la mazorca seca.
Se ha conservado incluso, por tradición oral en lengua “náhuatl” un antiguo himno al dios del maíz “Centéotl”, cuya traducción aproximada es:
Ha nacido el dios del maízen Tamoanchan.
En el lugar en que hay floresel dios “1. Flor”,
el dios del maíz ha nacido
en el lugar en que hay agua y humedad,
donde los hijos de los hombres son hechos,
en el precioso Michoacán.
LOS UTENSILIOS DE COCINA
Los más importantes fueron:
El metate y mano cilíndrica: mortero rectangular plano con tres patas de piedra volcánica, para moler granos y semillas.
El molcajete: recipiente cóncavo de piedra o de barro, para triturar y moler diversos alimentos, entre ellos los necesarios para elaborar las salsas picantes, con ayuda del tejolote o cilindro pequeño del mismo material.
Estos dos se siguen usando en la actualidad en las cocinas de los hogares mexicanos.
Barro cocido: se elaboraron infinidad de ellos con este material, como ser ollas y cazuelas, pichancha o coladera (olla con muchos agujeros para escurrir el nixtamal), comal (recipiente plano como un sartén o plato, para asar distintos alimentos), cántaros, y otros recipientes.
Canastas o chiquihuites: confeccionadas de distintas fibras vegetales, servían para almacenar los alimentos.
Cuchillos: hechos de obsidiana, usados principalmente para cortar carnes y pieles de distintos animales. Para cortar los alimentos tiernos, sogas de ixtle.
Otros utensilios fueron confeccionados de madera o de guajes.
TIPOS DE ALIMENTOS
Maíz: tortillas (panes circulares y planos), tamales (rellenos con carnes, pescados, mariscos, frijol, semillas, solo de masa, dulces), tlacoyos y otros antojitos, chocolate (agua, cacao tostado y masa), atole y pinole, todos ellos se elaboraban con masa de nixtamal. Las palomitas (granos secos tostados), elotes cocidos (mazorca tierna), elotes asados, miel de caña, hojas para envolver los tamales, espigas para hacer panes, hojas de la mazorca para tamales, cabellos de la mazorca para infusiones, esquites (granos tiernos cocidos con sal y chile) y pozole (guisado con maíz, carne de ave y frijoles).
Frijol: cocido en caldo, como harina, como relleno de tamales y tacos, con chile, hervido con sal y epazote (hierba aromática).
Semillas de Amaranto o alegría (huautli en náhuatl): molido hasta hacer una harina muy fina que luego se amasaba con maíz y miel (“tzoalli” en náhuatl) para hacer panes o figurillas de dioses y montañas que luego de ser adoradas se sacrificaban y consumían en ceremonias y rituales; tostado y apelmazado con miel de maguey; tostado y molido como harina para hacer tortillas y tamales.
Semillas de Calabaza: para moles, salsas, guisados y tamales, en pasta para bebida, o simplemente tostadas.
Otras semillas: chía o salvia (harina, bebida, aceite), cacahuate (maní), piñón, teocinte o maíz silvestre y otras.Verduras: chiles (gran variedad, frescos o secos), quelites (distintas plantas de hojas y tallos verdes), acuyo, chaya, chipilín, acedera, flores (calabaza, biznaga, yuca, maguey, frijol, colorín, entre otras), hojas carnosas de nopal y maguey, vainas, chayotes, calabacitas, calabaza, camotes (batatas), yuca, jícama, distintas raíces y bulbos, algas, hongos, tomate verde, jitomate (tomate rojo), una especie de cebolla americana (xonácatl), y otras.
Carnes: venado, conejos, liebres, tapir, perros (xoloitzcuintli), pecarí, armadillo, tuzas, topos, ardillas, guajolote (pavo), faisán, codorniz, patos, garzas, grullas, gansos, iguana, ranas, tortuga (de mar y de tierra, carne y huevos), culebras, lagartigas, serpientes, gusanos, insectos varios y sus huevos (los más apreciados chapulines y langostas), larvas, hormigas, peces de agua dulce y de mar (bagre, trucha, pescado blanco, tiburón, robalo, mantarraya, mojarra, sierra, y otros) y mariscos (cangrejos, mejillones, ostras, acamayas, pulpos, camarón, y otros).
Frutos: tunas, zapotes, zarzamora, ciruela americana de carozo grande, guanábana, mamey, papaya, tejocote, capulín o cereza de tierra, nanche, guayaba, piña, aguacate (palta), papaya, y otros.
Dulces: se elaboraban con mieles diversas (de abeja, de maguey, de caña, de palmas y raíces, de hormigas, de avispas) y semillas o frutos.Bebidas fermentadas: la más famosa es el pulque (del maguey). También las elaboraban con jugos de frutas y con miel y corteza de árbol.
CONSERVACIÓN DE LOS ALIMENTOS
Secar: se utilizaba esta técnica para los pescados y carnes y para los chiles y distintas semillas. Salar: solo para el pescado y carne.Mieles azucaradas: para raíces y frutas diversas.
TÉCNICAS DE COCCION
Se usaron solamente dos:
Asar: directamente con las brasas, o usando el comal como difusor del calor, o en la ceniza o en hornos bajo tierra ( barbacoa o pib-bil ).
Hervir: cocer en un recipiente con agua o al vapor, envolviendo los alimentos en diferentes hojas comestibles.
La técnica de freír fue introducida por los españoles.

viernes, 23 de octubre de 2009

PARA VOLVER AL PARAISO...

PARA CAMINAR COMO CUANDO SE VUELVE AL PARAISO...
ES NECESARIO DAR LOS SUEÑOS Y LOS TIEMPOS,
¡DAR LA VIDA EN CADA GOTA DE SANGRE QUE SE OFRECE A CADA DÍA!
PARA VOLVER AL PARAISO...
¡HACE FALTA CAMINAR ENTRE EL FUEGO Y VOLAR POR LOS AIRES!
¡ALIMENTARSE DEL SOL ¡
BESAR LA TIERRA EN EL EXTASIS DE LA UNI0N CÓSMICA ¡
¡A M O R ¡
¡RESPIRAR EN EL AGUA Y DILUIRSE EN EL YO!
HACE FALTA...
SER DE LA CANCION EN LA LUNA, INVADIENDO CADA UNA DE LAS MENTES INMEMORIALES, YA DORMIDAS,
AHORA, AL DESPERTAR,
EN CADA PIEDRA VIEJA,
EN CADA TRONCO CAÍDO,
EN CADA HUESO CONVERTIDO AL POLVO,
PARA VOLVER AL LUGAR DE LA LEYENDA Y EN SI MISMO CONVERTIRSE A LA LEYENDA...
¡FALTA EL DOLOR QUE CAUSA EL HAMBRE!
¡FALTA EL DOLOR QUE CAUSA EL FRIO!
¡FALTA EL DOLOR!
¡FALTA EL PLACER DE RASCAR LA TIERRA CON LAS UÑAS PARA HACER BROTAR LA HIERBA NUEVA!
¡HACE FALTA DESPERTAR!.


DE LA FLOR DEL CORAZON DEL CERRO OCTUBRE 94


JPV



jueves, 22 de octubre de 2009

Documental "Las Palabras del Maíz"





miércoles, 21 de octubre de 2009

OJO: Investigadores experimentan con variedades criollas e híbridas en el estado de México

Texcoco, Méx., 20 de octubre. Investigadores de diversas instituciones y autoridades federales analizan dos tipos criollos y 210 híbridos de maíz a fin de crear semillas que ofrezcan mayores rendimientos a los productores.

Andrés Morales, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), dio a conocer que el proyecto consiste en experimentar con semillas mejoradas en 12 parcelas ubicadas en el valle de Toluca y ocho en el valle de México, a más de 2 mil 400 metros sobre el nivel del mar.

En la investigación participan el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), el Centro de Investigación y Mejoramiento del Maíz y el Trigo (Cimmyt), la UAEM y el Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal del Estado de México (Icamex), además de varias empresas.

El académico expuso que tras la primera evaluación, de los 210 híbridos (maíces trasplantados de otras latitudes), 19 tuvieron un rendimiento más alto que los criollos, aunque la evaluación continúa, y la parcela experimental de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la UAEM –donde anteriormente se sembraban tomate, brócoli, calabacita y betabel– fue la que obtuvo el más alto rendimiento, con unas nueve toneladas del grano.

Rendimiento hasta más de tres veces superior

El proyecto Evaluación para el uso de semilla mejorada de maíz analiza aspectos de madurez, textura y productividad, a fin de ofrecer una opción de siembra para valles altos y garantizar menor costo, más alta rentabilidad e inocuidad ambiental, explicó.

Según el académico, los agricultores del valle de Toluca siguen usando maíces criollos, de los cuales obtienen sólo tres toneladas por hectárea, mientras la semilla mejorada permite cosechar entre nueve y 10 toneladas por hectárea.

Participan el Departamento de Agricultura de EU, la UAEM, empresas y el gobierno federal

(Fuente: La Jornada, miércoles 21 de octubre de 2009)

Campesinos destruirán sembradíos de maíz transgénico en Chihuahua




Chihuahua, Chih., 20 de octubre. Organizaciones campesinas del estado irrumpirán en parcelas donde se siembre maíz transgénico y las destruirán para evitar que las especies nativas de la sierra Tarahumara se contaminen con variedades de laboratorio introducidas por empresas trasnacionales que pretenden monopolizar la producción de granos básicos por medio de patentes.

El Frente Democrático Campesino, El Barzón y agrupaciones ecologistas de la entidad advirtieron que frustrarán todo intento de cosechar granos que no sean rigurosamente naturales y condenaron el aval concedido para su siembra por las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el 15 de octubre.

Decenas de campesinos procedentes de varios municipios bloquearon hoy la avenida Aldama de la capital de Chihuahua, frente al palacio de gobierno, e instalaron un plantón dentro del edificio en protesta por la autorización para el cultivo experimental de maíz transgénico, que, dijeron, amenaza la soberanía alimentaria.

Demandaron la intervención del gobernador José Reyes Baeza Terrazas para desalentar la siembra de transgénicos y frenar los trámites iniciados por menonitas y mormones en Cuauhtémoc, Namiquipa, Bachíniva, Galeana y Nuevo Casas Grandes, que promueven los productos genéticamente modificados.

Víctor Quintana Silveyra, diputado local del Partido de la Revolución Democrática (PRD), anunció que las acciones contra el nuevo modelo agrícola irán más allá de Chihuahua y se radicalizarán, pues la autorización inicial de Sagarpa y Semarnat a dos de 35 proyectos presagia la introducción de siembras transgénicas en otras entidades.

Colonos menonitas del valle agrícola de Cuauhtémoc solicitaron en 2008 autorización para medir el arrastre de polen en dos parcelas donde usaron semillas de la trasnacional Monsanto, a fin de avanzar en la introducción de variedades transgénicas.